VISITA SLUM I: KAWANGARE

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VISITA SLUM I: KAWANGARE

Nada de lo que ves cuando llegas por primera vez a un slum (suburbio chabolista) en Nairobi te sorprende, ya lo has visto en noticias, lo has leído y te lo han contado, te lo has imaginado porque, de alguna manera. es la misma África que vas conociendo pero más pobre, más sucia, más desorganizada, si cabía.
La vista por tanto no se siente abrumada al llegar pero caminar por allí resulta abrumador. No sabes muy bien a qué atender, por donde dejarte impactar primero. El instinto te lleva a vigilar el suelo que pisas para intentar encontrar un paso firme entre las piedras y la basura. El suelo húmedo y resbaladizo, a veces has de saltar incluso algún riachuelo, que sabes que por su olor y color, no está formado sólo por agua.
Abruman los sonidos, unos niños jugando, el estruendo de las motos intentando hacerse paso por las “calles” principales. Abruman los olores, las maravillosas especias de las comidas y los desechos humanos que viajan por el riachuelo. Asusta tocar pero a veces lo necesitas para buscar el equilibrio en los callejones. Asusta comer lo que te venden, qué poco cuestan las cosas aquí.

Llego a Kawangare, con una población estimada de unos 80.000 habitantes, de la mano de Madhvi, de la asociación PadMad que lleva compresas de tela a las niñas de los slums. También practica yoga y danza en colegios de barriadas pobres y lleva, cuando puede y donde puede, comida y calzado.
En Kawangare la mayoría de sus pobladores son Kikuyus, qué pensaría Karen Blixen al ver a los descendientes de la tribu que ella amó y cuidó viviendo rodeados de basura, enfermedades, podredumbre y violencia. Humillados por los que ahora gobiernan que ya no son blancos, o quizás sí, los que están detrás de éste y todos los gobiernos. Apartados todos ellos del desarrollo de una capital que va devorando todo lo que encuentra a su paso.

VISITA A WAMO SCHOOL

Hoy visitamos un orfanato-escuela, Wamo School, en el que viven 40 niños y 40 niñas. Me explica su director que lo que comenzó siendo un proyecto de ayuda a adultos que padecían VIH terminó siendo un orfanato para los hijos e hijas de aquellos que se quedaron sin sus padres. Y después han ido llegando aquellos a los que se ha podido rescatar de familias violentas y adultos violadores.

Me explica también, delante de la sempiterna foto del presidente, que no reciben ninguna ayuda ni del gobierno ni de ninguna otra entidad de forma estable, pero que con la gracia de dios y algunos ángeles como Madhvi saldrán adelante.

Y me encuentro en ese orfanato-escuela lo que ya esperaba encontrar en la pobreza y que ya había visto antes. La misma Africa que ya voy conociendo. Los mismos pupitres, las mismas pizarras, las cartulinas con posters improvisados de letras, la formación de los volcanes, los números. Alrededor de 25 alumnos por clase, mira, no está mal, las he visto con 100. Cómo trabaja la cabeza para sobrevivir. Lo que sí me ha sorprendido esta vez es ver que la letrina ni siquiera tenía un mísero agujero. Ahí se queda todo y luego con un cubo de agua todo al riachuelo que me volveré a encontrar en la calle.

Letrina

Dos habitaciones, niños y niñas, con literas. En cada cama duermen dos o tres juntas. La mente rica, blanca y europea podría pensar, “oh qué pena, qué incómodo debe ser, qué pobres” sin embargo pienso que quizás en momentos de frío, miedo y soledad el mejor lugar sea una cama rodeada de otras niñas solas y asustadas sintiendo su calor, su contacto y con ello su compañía y protección.

Habitación en la que duermen entre 40 – 50 niñas

TALLER IMPROVISADO

Me habían propuesto trabajar con 15 chicas con historia de abuso y violación. El plan se cae cuando te encuentras en una oscura y desvencijada aula con 25 chavales, muchos chicos, para los que tú vas a ser lo más exótico y peculiar que hayan hecho en meses. Así que no se te cruza por la cabeza protestar ni echar a ninguno de allí aunque el director lo intenta.

Primer contacto con el grupo de chavales que asisten a Wamo School

Toca improvisar, como tantas veces por estas tierras, sabiendo que lo más importante es tu presencia allí, ofrecer un tiempo y ofrecerles una experiencia distinta de su día a día. Cuando una niña te dice que el lugar seguro de la meditación que les enseñas ha sido un lugar en donde estaba ella a solas contigo el corazón se encoge y quieres creer que sólo eso ya ha sido suficiente.

Creando un lugar seguro, un lugar que quizás puedan utilizar para desconectarse

Y con el corazón aún encogido te marchas de allí dejando vidas, cuerpos y almas y también una parte de ti misma que hará que no vuelvas a ser la misma persona que entraste.

#amarepsicologia #thekobotrustfoundation

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